Estamos dejando que se nos escape algo que no debería haberse escapado, que no deberíamos dejar que saliera corriendo.
Así que mientras veo como algo maravilloso corre como el viento por una carretera desierta lloro sujetando una copa de vino llena de martini rojo y coca-cola (la chispa de la vida) recordando todo lo que me duele recordar.
Estaba mejor, mucho mejor.
Pero nuestro proyecto vital nos arrincona en nuestra casa y esa casa está llena de fantasmas, llena de recuerdos que, al menos para mi, son muy dolorosos.
Estoy mejor, me da pena, pero ya no siento que me muero. Supongo que eso es una mejoría...
1 comentario:
Claro que sí!
Publicar un comentario