Ayer, una vez más, me alegre de no tener tu número, de haberme querido tanto a mi misma la última vez como para borrarlo de mi agenda y mi cabeza, porque are, una vez más, deseaba llamarte para decirte todo lo que podríamos haber hecho juntos, todo lo que podríamos haber sido.
La brisa del Ebro me acunaba, recordándome todo lo que aún no he podido hacer, enviándome fantasmas de un futuro que todavía es incierto. Y reconozco, aunque muy a mi pesar, que son espejismos que me hubiera gustado hacer contigo aunque sé que es mejor que no hayamos hecho nada, o muy poco, juntos.
Podríamos haber sido tantas cosas...
pero me alegro tanto de que no las hayamos sido...
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