Sigo cantándole canciones, de vez en cuando, se las canto.
Reconozco que me viene muy muy bien, a todos nos gusta sentirnos adulados y perseguidos (no de forma maniaca, claro) Pero aún así, sigo cantándole...
Es que parece que el verano se confabula para que todo sea "nuestro" y para que nada lo sea...
Los Festivales del Ebro han sido el detontante mental para que ayer por la tarde me muriera de ganas de volverlo a llamar, pero no lo he hecho, en lo que a él se respecta no puedo permitirme ser un cangrejo.
Supongo que aún me queda mucho que por andar, Bunbury tiene razón debe de hacer falta bastante caminar... Y hoy otro concierto que le habría encantado... Vuelve a repetirse.
Menos mal que la nueva forma de ver cine, descubrir que los hoteles tienen nevera y mini bar como en las películas y un puñado de cosas más, me hacen tener la cabeza tan distraida como activa, lo cual, conociendome como me conozco, es lo mejor que me puede pasar.
Julio va a ser duro, preciden tormentas. Mentales por lo menos.
Soy la misma, de un blog y de otro, pero en el otro más detallista más ... pin-up.

Bueno, me voy a oir al Ferreiro