Estoy vacía, hueca por dentro. No me queda nada más que dar. Supongo que todo ha sido culpa mía, quise vivir preocupándome de los demás en vez de preocuparme de mi misma. Supongo que es mucho más fácil ayudar a los que te rodean, hacer que se sientan a gusto que pararse a escudriñar qué es lo que falta de uno mismo, que es lo que está mal.
Pero ahora ya no me queda nada más que dar, no me queda nada. Siento que me lo han robado todo, que lo han ido arrancando de mí, a tiras, poco a poco lenta y dolorosamente.
De verdad que estoy cansada de tanta decepción, me pesan demasiado. Porque cada decepción, me duele más la vida. Estoy muy cansada.
1 comentario:
Las decepcion es parte de la vida, solo debemos evitarla en la medida de la posibilidad.
Un Saludo.
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