Yo soñaba con besos cómplices,
besos raudos y fugaces,
de eso que son frenético.
Los imaginaba volando sobre himnos que no riman
y banderas rojas,
heraldos de una revolución perdida de antemano.
Soñana con besos ínfimos que lo dirían todo,
de esos que parecen no tener importancia,
besos que revitalizarían en el folgor agotador de la batalla.
Y los soñaba perfectos,
casi podía sentirlos.
Ahora los necesito.
Necesito esos besos complices entre blancos y batas,
escondidos enboxes y cortinas.
Mi cuerpo los reclama agotado,
pero no sabe qué hacer para encontrarlos.
Una vez más mis labios se quedarán huérfanos, vacíos, fríos, solos y olvidados.
Porque en mi vida,una vez más, si q es r y r es s s es suputamadre.
1 comentario:
Esas reglas matemáticas nunca sirven para nada. La vida es de una manera, hasta que empieza a ser de otra. Hay que resistir, porque nunca sabes cuando las cosas están a punto de cambiar.
Publicar un comentario