Dejo de entenderte.
Sé que hablas porque veo tus labios,
pero mi mente está lejos,
se ha ido resbalando entre los cuerpos
llegando hasta la otra orilla.
No ha necesitado si quiera una moneda
el barquero sólo le ha pedido un beso.
No puedo contestarte
solo me oigo en mi cabeza
repetir tu nombre desde la lejanía
pero dejo de recordarlo,
lo olvido todo,
porque mi mente se ha ido lejos
muy lejos.
Así que repítemelo,
repítelo hasta que pueda entenderte
(porque solo podré hacerlo cuando resucite)
porque, la verdad, es que me encantó oírtelo decir.
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