En la entrada bonita del parque, digo la bonita porque los laterales no son entradas bonitas son entradas sin más, hay un puente convertido en camino. Iluminado por farolas de las bonitas, colocadas en dos hileras de manera que casi todo el camino esté iluminado. Sin embargo hay pequeños trozos de sombras, ciertos trozos de adoquines a los que no les llega la luz, a los que no alumbra ninguno de los círculos de las bombillas.
Así estoy yo, en medio de la luz pero en las sombras. Rodeada de luces preciosas que me iluminan todo lo que pueden y aún así no llegan a iluminarme; y yo estoy inquieta, soy incapaz de moverme ni un milímetro porque soy una inútil, porque no me funciona nada más que la cabeza, sólo la mente para pensar y flagelarme lentamente y el cuello, para girarlo y mirar a mi alrededor.
A los lados sólo hay dos precipicios que acaban en un río arcilloso y, de frente, un camino, algo iluminado, que lleva a la fuente de la vida, a la cascada de la luz.
Pero, ¿qué tengo que hacer para llegar hasta ella? Moverme unos milímetros hacia el camino iluminado, sólo unos centímetros... Cómo es posible que cueste tanto.
Así estoy yo, en medio de la luz pero en las sombras. Rodeada de luces preciosas que me iluminan todo lo que pueden y aún así no llegan a iluminarme; y yo estoy inquieta, soy incapaz de moverme ni un milímetro porque soy una inútil, porque no me funciona nada más que la cabeza, sólo la mente para pensar y flagelarme lentamente y el cuello, para girarlo y mirar a mi alrededor.
A los lados sólo hay dos precipicios que acaban en un río arcilloso y, de frente, un camino, algo iluminado, que lleva a la fuente de la vida, a la cascada de la luz.
Pero, ¿qué tengo que hacer para llegar hasta ella? Moverme unos milímetros hacia el camino iluminado, sólo unos centímetros... Cómo es posible que cueste tanto.
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