El martes fue genial, no llegó a ser perfecto pero se acercó mucho.
Me encantan las conversaciones banales e insulsas acompañadas de unas buenas vistas y música de fondo (aunque no era la más apropiada he de reconocer).
Así que eso hicimos, pasear y hablar mucho, yo más para variar. ¿Por qué no podría ser así siempre? Estuviese quien estuviese presente, me encantaría que fuese así, que "entrase en mi luz con una canción sencilla, tres notas y una bandera tan blanca como el corazón que late en mi cuerpo de niña".
Noche de sábado de pantalones blancos, pañuelos verdes, oscenses, espero que cachondos, y algún reencuentro me temo que súmamente incómodo. Los hombres son inútiles, él no iba a ser una excepción.
Por fin conoceré la casa, el barrio y los bares de quien me cuidó durante todo un año e hizo que no enloqueciese. Muchas veces me pregunto cómo lo habría hecho si no hubiese empezado todo él y hubiese estado ahí para secarme las lágrimas y explicarme la quíntuple estructura :D Que ganicas de verlo!!!
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