Resumiento

Como siempre el torbellino que es mi vida no ha parada ni decelerado en lo que, para todos los demás es el verano. Verano. Para mi, y para todos los que cubrimos las vacaciones del resto de los seres humanos, solo significan meses de calor con cambios de turno y servicios, normalmente, incoherentes y rancios. De momento no me quejo de mi lugar establecido para un mínimo de tiempo, aunque ya empiezan los peros.
A lo que iba, me voy por los zerros y Úveda queda lejos ya. Siempre acelerada, todo deprisa, empezando todo y no acabando nada.
Bueno tampoco voy a ser injusta conmigo misma, estoy segura que me cunde mucho más que a la media. Pero siempre sin parar.
Aunque, reconozco que no sabría que hacer si parara mi ritmo.
Menos conciertos de los esperados, menos sol, menos paseos por la ribera, menos sexo del prometido. Demasiadas copas y cervezas, demasiadas noches y pocas horas de sueño. Demasiadas conversaciones retorcidas, insulsas e inecesarias, quizás hasta fuera de lugar.
Demasiadas de esas sí. Muchísimos sentimientos fictios, espejismos. Muchísimos fantasmas de situaciones pasadas, recientes, que flotan y, de alguna manera, me atormentan.
Y esta última semana. Demasiadas plumas que se ven. Demasiados calentones que llevaron a muchas duchas frías. Demasiados plantones y horarios nocturnos. Bueno, y demasiadas, a mi siempre me lo parecen, supongo que será el orgullo que les sigue pero que no los precede, demasiadas letras enviadas y pocas, muy pocas, contestaciones.