Serpiente

Antes alejada y asustada la serpiente miraba celosa la férrea reja de hiedra. Observaba como, pasara lo que pasase, las hiedras se mantenían unidas frente al viento, frente a la lluvia e, incluso frente a la nieve. Y ella, la serpiente, se arrastraba sobre un montón de fango que le impedía moverse, que le impedía llegar al resguardo de la hiedra. Solo podía, frustrada, mirar desde fuera, asustada y alejada..

Hubo un día que la hiedra se acercó hasta la serpiente para acogerla en su pecho, para protegerla en sus hojas. Pro fin escapó del barro, huyó de sus propias miserias, esas que no le dejaban crecer. Y se refugió entre las hiedras para ser, por fin, una de ellas..

Pero la hiedra, desde cerca, no era tan perfecta como vista desde fuera. No estaba tan sujeta, no era tan férrea, sus hojas no estaban sanas, ni eran verdes brillantes.. La serpiente no entendía nada, como algo que había anhelado desde la distancia hacía tantos años, podía convertirse en algo tan horrible cuando se formaba parte de él.

Ahora la serpiente sigue estando atrapada.