Han sido unos meses largos y duros, pero, en lo más crudo del crudo invierno, estoy sorprendentemente bien. Hoy no, que estoy muy acatarrada, pero por lo demás todo va bien. Me siento orgullosa de mi misma y ayer me gane un aplauso porque, por fin, me desenganche de el, solo espero que no vuelva a darme el coñazo.
Sé que esto no queda demasiado poético pero los mocos se instauran en mis espacios sinápticos y no me dejan pensar. Pero puedo añadir que llevo varias semanas muy contenta. Que es lo más importante de todo ¿no?
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