Leo cientos de estupideces que me hacen sospechar de todo el mundo. Palabras retorcidas que quieren ser interesante y se quedan a medio camino entre la mediocridad y el surrealismo absurdo. Disparates, como los de Goya.
La indiferencia se acerca a mi cama y no me molesta, de hecho me gustaría que se instaurase más horas de mi día. Y yo no hago mas que preguntarme cosas como ¿por qué los pacientes de House nunca tienen familiares pesados?
Debería pedirme perdón por mis noches a solas, deberían ser muchas cosas.
Surrealismo afectivo. Mezclado, que no removido, con un horrible dolor de muelas.
Que rara más rara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario