Después

Después de una cena de dos euros cada una, regada con coca-cola y sangría, y amenizado con grandes conversaciones sobre si el universo es finito o no y si los fantasmas existen o son una realidad o una proyección de los miedos, todo esto mientras las espaldas estaban calladas y elquesiempre calla no callaba (culpa de la sangría, claro). Después de todo eso subidos en un taxi en dirección al caos, un caos de lo más divertido, tuvimos una conversación en la calle a gritos explicando lo que es un paseo popero (aunque yo lo hubiese llamado pasaje del terror) interrumpida por reflexiones, opiniones, consejos y soluciones que absorberé para, por fin, superar esto, saltar la valla del estrés y de la angustia vital.Espero que se me pase pronto la alergia que me está dando la gente. Jamás había sentido esta sensación y es muy desagradable...