Y me arrastro por el lodo, me revuelco entr el fango para conseguir un atisbo de lo que realmente quiero. Una décima parte, Un pseudónimo. Un espejismo fatuo y breve de lo que quiero en realidad. Y aunque me arrastro, a veces, no lo consigo.
Me arrastro ante mí, en mi propio lodo, no en el de los demás, no ante los demás. En el mío propio, en el que más duele, el que más ahoga...
Ese barro peligroso, eses que es nocivo.
Y aún así, a veces no consigo nada. Ni una solo mirada, ni un solo abrazo.
No se, a veces dudo; lo temo más bien. Me da miedo el día que mi cuerpo se cubra por el barro y que cuando venga a buscarlo símplemente, no lo encuentre.
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